Sophie, cantante de jazz y blues, recibe una llamada de su
padre, Paul. Quiere verla con urgencia para enseñarle una foto que ha
encontrado en una página web estadounidense de una mujer que se parece
asombrosamente a su esposa, la madre de Sophie, recién fallecida. Paul está
empeñado en que Sophie vaya a verla: se llama Caterina Fabiani y es una célebre
cantante de ópera. A pesar de sus recelos, Sophie acepta para complacer a su
padre.
Sin embargo, no puede imaginar lo que está a punto de descubrir acerca de su madre, de su padre e incluso de sí misma.
Sin embargo, no puede imaginar lo que está a punto de descubrir acerca de su madre, de su padre e incluso de sí misma.
La
directora alemana Marguerethe Von Trotta,
utiliza el planteamineto de Doppelgänger, el
doble andante, osea cuando una persona viva, se parece a una fallecida,
para mostrarnos un drama psicológico
familiar, donde los secretos parecen no tener fin, uniendo a dos cantantes
Sophie y Catherina (Katja Riemann y Barbara Sukowa), con pasado oculto, que se
desvela poco a poco.
Es un drama menor en la filmografía de Von
Trotta, donde juega con los secretos, las mentiras propias de
Bergman, sin llegar a su virtuosismo dramático, en un film basado en sus
propias vivencias, seguramente esta implicación personal es la que aporta un
tono más serio y trágico, a la trama.
La
factura visual de la película me ha parecido muy televisiva, cuyos puntos
fuertes son su trama y los números musicales, representados por Sophie, una
cantante de temática popular y Catherina, brillante cantante de ópera, en una película que no termina de
explotar sus posibilidades.
El
mundo abandonado es una película correcta, sin más, cuya trama
explota un poco tarde, de hecho su acogida en festivales y entre la crítica no
ha sido para tirar cohetes, sinceramente,
hay muchas mejores opciones que ver.
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