Carmen, me ha sorprendido que dejaras tu zona de confort, la
comedia, para abordar un drama tan oscuro como "la puerta abierta".
Carmen: Yo no diría zona de
confort, pues la comedia no es nada confortable, me gusta que te haya
sorprendido la película pues es un regalo enorme para
todos los que la hemos hecho. Marina y yo nos conocimos haciendo teatro, ella
es actriz también y ha sido un viaje extraordinario. A mí no me ha sorprendido
que Marina haga como ópera prima esta maravilla, no sé si es por fe ciega y
confianza absoluta y porque conozco el guión muy bien desde un principio, como
también la idea y a ella. Lo que sí me ha sorprendido mucho es que la película
es exactamente el guión, o al menos la sensación. Pienso que una imagen vale
más que mil palabras y lo valiente que ha hecho Marina es no hacer concesiones
a la película y le ha dado una crudísima realidad que duele mucho y eso ha sido
un viaje extraordinario. Con todo lo duro que ha sido también ha sido muy
divertido de rodar, un reto muy apasionante. La gente cuando ve la película en
el cine se manifiesta a través de lágrimas, risas, aplauden, depende la verdad…
Eso es el cometido del cine: salir diferente a como entras. Yo también entre de
una manera y salí de otra de esta película,
así que estoy muy feliz.
Asier, háblanos de Lupita, un personaje secundario pero que está
haciendo mucho ruido. ¿Cómo encaraste el papel?
Asier: En principio para cualquier actor que te propongan un
papel así es un regalo ya. Es mas la vida o Marina que me da este regalo, y
desde que leí el guión me enamoré perdidamente, no solo de Lupita, sino de las
cuatro protagonistas y de la historia. Me flipé mucho (porque lo que más me
gusta es fliparme). Creo que para ser actor tienes que tener el nivel de flipe
muy alto y luego trabajar mucho, por supuesto. Y Lupita es un personaje para
rebuscar y rebuscar. Y tenía mucho miedo sobretodo porque ni yo ni Marina
queríamos caer en tópicos. Queríamos hacer una mujer y encontré a Lupita o ella
me encontró a mí. Un día quedé con Marina porque como tenía ese miedo de
parecer Rosendo, de no ser una mujer y de verme disfrazado. No sabía si estaba
haciendo una película o estaba vestido de despedida de soltero. (Risas) Así que
me lancé. Un día quedé con un amigo maquillador, peluquero y le dije de hacer
una prueba. Y llegué al ensayo vestido de Lupita. Yo quería ir por las calles
de Madrid vestido de mi personaje. Fui encontrándome mona poco a poco y empecé
a encontrar ese punto. Sobre todo, lo que más me fascina de Lupita ya no es
solamente que sea un transexual que es precioso para un actor y todo lo poético
que conlleva, sino el carácter de Lupita, que es la más noble, el alma más
buena, la más maternal y sin que se den cuenta las demás es la que mantiene el
grupo unido, mantiene la unión familiar, Lupita lo ha pasado igual de mal que ellas
pero también ha debido tener una vida dura y no solo Rosa. Toda esta historia
para mí ha sido un lujo vivirla porque es como meterse en la vida de unas
personas que sufren tanto y el público se convierte en un voyeur porque la
atmósfera de esa corrala es tan real, tan perfecta. Además tuve 40 de fiebre
prácticamente todo el rodaje y así la casualidad me ayudó a hacer a Lupita más
floja. Lo que más me ayudó es ver con los ojos de Rosa y darme cuenta de la
relación que tenían sin haber hablado casi nada. Tuvimos dos o tres ensayos
pero fue todo de confianza total y ya teníamos la relación y el pasado y quien
es la una para la otra y el amor que hay y yo sin pensarlo demasiado lo entendí
todo a la primera. Fue así de fácil la verdad,eso que la historia es tan
complejo .
Carmen ¿Cómo trabajaste al personaje, pues es un personaje
muy complejo parco en palabras y rico en silencios? ¿Qué pautas te dio Marina?
No lo sé
(risas) no soy una actriz que vaya mucho al combo, no tengo costumbre y yo no
sabía qué película estábamos haciendo, quiero decir… no sabes el efecto que
está creando ni en conjunto ni por separado. Vas viendo el trabajo de los
compañeros y puedes acercarte más, pero es una cuestión de sensaciones, no eres
consciente de que estás trabajando con la mirada. Marina quería que en la
película fuera la cámara la que nos siguiera a nosotros, no nosotros a la
cámara. Yo creo que eso está
conseguido, no sé si tanto como yo hubiera querido, eso no lo sé, pero está. Tienes que situarte con conciencia
de que la cámara está, pero realmente tú tienes que ponerte a sentir, a dar
vida, a escuchar y la cámara te va cogiendo. No hay una sensación de decir:
“Ahora voy a poner esta cara y escucho a éste (risas).” No está trabajado de
una manera técnica. Es el trabajo menos técnico que he hecho en mi vida. De
hecho, yo soy una actriz muy técnica, que no tiene que restar a eso
organicidad, pero lo soy y me gusta agarrarme a lo técnico. Aquí no. Era
simplemente la vida pasaba por delante. Es un personaje que no soporta la
felicidad ajena. Como no la tiene no sabe gestionarla bien. Y hasta la
desgracia ajena le resbala.
¿Qué tal ha sido trabajar con la pequeña Lucía Balas? Cuéntanos su
relación con tu personaje.
De hecho, surge la sensación de
rechazo hacia Rosa, mi personaje, al tratar con la niña, pero ella simplemente
quiere protegerla. Entra en una realidad y sabe que no le va a dar una buena
vida. Quiere salvarla en el fondo y en la forma. Lucía Balas es tan
impresionante que es difícil no rendirse a los encantos de esa niña. Solamente
verla entrar por la mañana con su gorrito, sus botitas y esa voz dulce
saludándonos, esa cara… quieres todo el rato abrazarla, besarla… Y uno piensa
que cómo puede el personaje de Rosa guardar esas distancias con la niña, con
esa candidez. Pero claro ve un reflejo de ella de cuando era pequeña, al final
es esperanzador para la niña, no para Rosa que no sabemos muy bien que pasa con
ella, es curioso porque la parte de luz que tiene la película, que tiene mucha,
la tiene cuando la miras a ella.
Este año vuelves a estar en 5
producciones, ¿cómo te sienta en sambenito de “la más hiperactiva del cine
español”?
Más hiperactiva, ¿Eso dicen de mí?
(Risas) No es para tanto… Las películas se ruedan, luego se estrenan al año o a
los dos años, o a los nueves meses y todo coincide. Sí es cierto que me siento
halagada porque gente con tantísimo talento quiera contar contigo en sus
proyectos y que te diga que eres maravilloso. Y trabajar con un director novel
es lo mejor que te puede pasar en la vida. Y este año tenemos ahí una “camada”
tan espectacular… Acabo de rodar “Pieles” con Eduardo Casanova que con tan solo
25 años "pieles" y que yo he visto casi nacer, te sientes
privilegiado no, lo siguiente, son películas muy distintas y estoy muy
orgullosa de hacer papeles tan diferentes y sobre todo hacer me siento
orgullosa de hacer cine español, pues se está haciendo muy buen cine español.
Asier: ¿Tú
transformación en Lupita fue más complicado a nivel físico o psicológico?
Las dos, aunque psicológicamente
más, porque tuve la suerte de tener a dos grandes maquilladoras y peluqueras que
creamos el personaje juntas que hacían milagros conmigo. Había mucho de Lupita
que entender y darle dignidad a un personaje así, ser consecuente con ella,
darle el regalo de ser así. Me parecía muy complejo, pero al principio tuve
mucho miedo y me obsesioné pero luego fue muy fácil cuando empecé a trabajar
con Marina, con Carmen y Terele. Así al verme ahí con ellas y vestida, los
miedos que tenía se me fueron disipando y me relajé.
Carmen y Asier: Os planteáis
dirigir un largometraje?
No (risas). Rotundamente no. Lo tengo pensadísimo
es algo muy difícil y no estoy preparada para ello.
Asier: Carmen no digas nunca de este agua no beberé (risas). Yo
sí. Ahora no pero sí más adelante, pero aun tengo mucho que aprender.
Realmente si me gustaría
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