Tras triunfar en el Festival de Málaga
2017, donde ganó el Biznaga de plata a la mejor película y dirección, llega a
nuestras pantallas “JULIA Ist “, una prometedora ópera prima basada en la
experiencia personal de su directora Elena Martín, quien también actúa con la
misma brillantez que dirige, para traernos la experiencia agridulce del
Erasmus, una historia valiente, honesta , audaz, natural y llena de verdad, le
sirve para hacer un ejercicio de auto descubrimiento personal, sobre ese
momento crítico en la vida donde abandonamos nuestra zona de confort, para
empezar a tomar nuestras propias decisiones, nuestro propio camino y descubrir
el adulto que llevamos dentro.
El guión escrito a cuatro manos por la
propia Elena Martín, acompañada por María Castellví, Marta Cruañas y Pol Rebaque,
es sólido, con una historia bien tramada con personajes muy bien definidos y
nos introduce en la vida de Julia ( Elena Martín), una estudiante barcelonesa
de arquitectura, que se va a Berlín de Erasmus, dejando atrás a su pareja Jordi
(Oriol Puig) y a su familia. Una vez allí, completamente sola se encuentra con
un Berlín frío y poco acogedor, costándole su adaptación, por primera vez, se da
cuenta de que no se conoce tan bien a sí misma como pensaba y que no tiene ni
idea de lo que quiere hacer con su vida.
Su bajo presupuesto, la verdad, no
afecta la calidad de una película levantada con toda la ilusión de un grupo de
estudiantes de la Pompeu Fabra, con el objetivo de sacar adelante su proyecto
de fin de carrera.
Técnicamente, está historia de
personajes está narrada con planos cortos y cerrados, para centrarnos así en
las emociones de los personajes, usando el recurso de la cámara en mano, para
dar esa sensación de sutil movimiento, la cámara parece seguir a un personaje
captando con naturalidad sus experiencias vivida, narrada en primera persona, sabe
transmitir esa sensación de soledad, deseo destacar el uso con naturalidad del
fuera de campo y el fundido a negro para pasar de un día a otro, denotando un gran conocimiento del lenguaje audiovisual, por todo ello se erige desde ya, en una de esas directoras a las que pienso seguir de cerca.
Cada vez que un director habla sobre una
experiencia personal, la película sale fortalecida y esta no es menos, la
directora sabe lo que contar y como contarlo, estamos ante una película de
autoficción, que hace de la naturalidad interpretativa el alma mater de este retrato de la soledad, con una muy interesante evolución del
personaje principal, título intimista llena de verdad y emocion la sala de cine, tocando la
fibra sensible de un espectador que se identifica rápidamente con una historia ágil
y atrevida que nos hace recordar con añoranza tiempos pasados.
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