Romance
y dolor bajo la lluvia:
El director de anime, Makoto Shinkai, vuelve
a deleitarnos con un drama romántico, sútil, delicado, luminoso, con un gusto
por el detalle, aunando tanto belleza artística como técnica, haciendo de cada
escena un deleite a la vista.
Bajo el romanticismo de las gotas de lluvia,
Shinkai, nos conmueve con una historia sobre la soledad, los sueños y el dolor,
introduciéndonos en la vida de Takao Akizuki, estudiante de 15 años, cuyo sueño
es convertirse en diseñador de zapatos. Durante el mes de Junio, la temporada
de lluvias en Japón, prefiere pasear bajo la misma que tomar el tren a la
escuela, en una de esos días, se encuentra con una misteriosa mujer bajo una pérgola
mientras se resguardan de la copiosa lluvia,
ella bebe cerveza y come chocolate, él dibuja sus zapatos, empiezan a dialogar,
decidiendo encontrarse en el mismo lugar cada día de lluvia, empezando así una
estrecha relación donde el diálogo les irá bien a ambos. Por desgracia todo lo
bueno se acaba y cuando termina la temporada de lluvias, Takao, no tiene ningún
pretexto para faltar a la escuela, descubriendo la verdadera identidad de la
misteriosa mujer, haciendo zozobrar los cimientos de su relación.
Es un retrato de lo cotidiano, de cómo
degustar esos pequeños momentos placenteros que te da la vida, una historia
intimista, sencilla, pero nunca simple, con un guión construido sobre dos
personajes que se retroalimentan, que se necesitan en un momento concreto de
sus vidas, Takao, porque no tiene muchos amigos, es retraído, siempre en su
mundo, soñando con crear zapatos y con esa angustia interior por saber si tiene
el suficiente talento para realizar su sueño, mientras ella, Yukino, se
encuentra en un momento muy malo de su vida y necesita fuerzas para volver a
vivir la vida, con estos mimbres el célebre director Japonés nos hace un
retrato de la soledad y el dolor que conlleva el desamor, a través de unas
imágenes muy cuidadas, una animación que deja sin aliento, por cada reflejo,
por como caen las gotas en los charcos o estanques, por como se desprende la
tiza cuando el maestro escribe en la pizarra y un sinfín de detalles, donde se
hace difícil distinguir entre dibujo y realidad, pura poesía visual, muy bien
amenizada con una preciosa banda sonora ideada para tocar la fibra sensible del
espectador.
Tal meticulosidad por el detalle hizo
de este mediometraje (dura 45 min) todo un éxito de taquilla el año de su
lanzamiento (2013) y no es de extrañar, pues el director toca la fibra sensible
de un espectador que entra de lleno en una historia con la que es fácil
identificarse, con escenas llenas de ternura y delicadeza, como cuando ella se
saca el zapato suavemente y él poco a poco acerca su mano para tocarle el pie,
puro cine para amantes de los dramas románticos, que a bien seguro soltaran
alguna lagrima, si aún no conoces el anime, no hay mejor película para
adentrarte en él.
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