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Los padres de Jake acaban de mudarse a la casa de
su abuelo. Hace años que la madre de Tony alquila la tienda de abajo. Los dos
chicos, Jake y Tony, de trece años, descubren que comparten muchos intereses:
el arte, los videojuegos, las chicas. Muy pronto se convierten en aliados, no
solo contra los chicos del barrio, sino también contra l En un intento de detener el
inexorable efecto que la discusión tiene en su amistad, se les ocurre una forma
de protestar.
Tras causar una buena
impresión en el festival de cine de San Sebastián, llega a nuestros cines, "Verano en Brooklyn", donde el director Ira Sachs ofrece una mirada refrescante,
sobre esa bonita etapa de la vida llamada adolescencia, en la que todos los
sueños parecen alcanzables, la vida es sencilla y los problemas parecen
menores, una inteligente reflexión sobre
los inevitables desencuentros entre adultos y niños, cuyos puntos de vista y
formas de entender el mundo son necesariamente diferentes.
Baja en presupuesto bajo, pero rica en sensibilidad artística y clarividencia narrativa, el
director Ira Sachs, toca temas de suma importancia como la amistad, la familia
y el cambio, obteniendo una pequeña joya
cinematográfica, llena de verdad y naturalidad, rica en pequeños detalles,
muestra la vida tal cual es, con sus alegrías, sus tristezas, donde las pequeñas
decisiones cotidianas pueden tener grandes consecuencias, no solo para nosotros
sino también para nuestros seres queridos, poniendo patas arriba todo nuestro
mundo.
La película narra la historia de dos jóvenes de 13 años,
cuyas vidas se cruzan a raíz del encuentro entre sus padres y desarrollan una
bonita relación basada en la empatía, el descubrimiento y la complicidad.
La disputa por el alquiler que ha surgido entre sus
padres, podría afectar su amistad.
Uno de los directores de cine independiente más importante en
Estados Unidos Ira Sachs, cierra con
su trilogía sobre las relaciones humanas y Nueva York, tras Keep the
Lights on y El Amor es Extraño, VERANO EN BROOKLYN, donde la ciudad es absolutamente
protagonista, siempre interesado en las relaciones familiares y personales, muchas
veces basadas en sus vivencias personales, introduce su cámara en el pequeño
universo de una familia a través de las relaciones entre los
progenitores y su hijo preadolescente, consiguiendo una historia muy humana,
gracias a una mirada reposada, serena, tierna y sabia, profundiza en los
sinsabores de sus vidas cotidianas, abriendo sus corazones, al espectador que
no pierde un ápice de lo narrado, trasportándole a ese nostálgico pero feliz
pasado.
El reparto, uno de los puntos fuertes de la película,
compuesto por Greg Kinnear (Pequeña Miss Sunshine), Jennifer Ehle (Historia de
una pasión), Paulina García (Gloria) y los
jóvenes actores Theo Taplitz y Michael Barbieri, resulta excepcional
debido a la naturalidad de las interpretaciones, aspecto que otorga a la
película una visión realista y sensible de las relaciones humanas.
La película es
divertida, conmovedora, emotiva y llena de vida, el director construye una bonita historia de amistad, de
compañerismo, para después destruirla de un plumazo, y a partir de ahí, mostrar
las difíciles relaciones paterno-filiales, con gran inteligencia, enseñándonos
como se moldea la personalidad de las personas, a través de sus vivencias, sus
alegrías y sus tristezas, una historia humana, con un retrato intimista de unos
personajes muy bien dibujados desde el guion y perfectamente desarrollados por
el elenco de actores, una oda a la vida, desarrollada a ritmo lento, llena de
luz que dejará un buen poso emocional en el espectador.
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