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Kathryn Bigelow |
Directora
de cine, guionista y productora Estadounidense, nacida en California,
concretamente en la ciudad de San Carlos, el 27 de Noviembre de 1951.
Hija de un directivo de una empresa de
pinturas y una bibliotecaria. Estudió en la Universidad de Columbia, comenzó su carrera artística como pintora
y algunas de sus obras fueron expuestas en el Whitney Museum de
Nueva York. Fue miembro del grupo radical Art and Language y
editó la revista teórica Semiotext.
Estuvo casada con
James Cameron desde 1989 hasta 1991, con él formó pareja artística en
varias películas.
Antes de dedicarse al cine, fue agente
de policía, lo que puede dar ciertas luces, del porque centra su carrera
cinematográfica en el cine de acción, en todas sus ramas, bien sea bélico,
futurista, thriller e incluso, de terror, pocos cineastas muestran la violencia
como ella, aunque sus películas no siempre tuvieron el beneplácito de la
crítica.
Hace un cine tan vibrante como comprometido,
es una cronista del momento actual, mostrando algunos de los acontecimientos
más incómodos y traumáticos de la historia reciente de los Estados Unidos, narrando
siempre la historia desde dentro, mostrando su lado humano e introduciendo al
espectador en la acción gracias sobre todo al brillante y potente uso de sus
imágenes cámara en mano, siempre interesada en representar la violencia en el
cine, usándolo como método de reflexión.
Debutó en 1982 con "The
Loveless", codirigida junto a Monty Montgomery
(ambos pertenecían a la escena alternativa, bohemia y experimental de Nueva
York), violenta historia de motoristas macarras, protagonizada por Willem Dafoe influida por Kenneth Anger
y en la que ya se apreciaba su interés por la estética y el elemento
intelectual dentro de su trabajo, aunque se tratara de una película de género, no
obtuvo un gran reconocimiento.
Empezó a obtener reconocimiento en
1987 llegaría su espaldarazo definitivo gracias a "Los
viajeros de la noche", considerada
por muchos como la mejor película de vampiros de la era moderna,
introduciéndonos en la acción a través de un western diferente, se convirtió
casi de manera inmediata en una película de culto.
En "Acero
azul" (1989) abordó su primer gran
personaje femenino contundente de su carrera, por su pasado podría tener algo
de autobiográfico, describe a una de esas mujeres que, como ella, deben
demostrar que son todavía más fuertes y poderosas que sus compañeros de
trabajo, en un sector dominado por los hombres. La singular Jamie Lee Curtis se metía en la piel de
una agente de policía que se veía sumergida en una espiral de violencia, así
como en las contradicciones de su profesión en lo relativo al verdadero
significado de la ley y de sus márgenes.
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Kathryn Bigelow - Le llamaban Bodhi |
Si la naturaleza, las olas, la playa,
constituían los principales elementos de su anterior película, en "Días
extraños" (1995) una distopía apocalíptica,
un thriller cyberpunk que se inserta en
el territorio de la noche y de las drogas sintéticas, retrato con elegancia el
final del milenio en el que nadie necesita salir de casa, pues la tecnología
nos la inyecta todo directo a la mente, a pesar de la decadencia del entorno
descrito por Bigelow, se respiraba un halo romántico gracias al personaje que
interpretaba Ralph Fiennes.
"La
hora más oscura"
(Zero Dark Thirty) (2012),
crónica político judicial, centrada en los atentados del 11-S, a través de la
agente de la CIA, una brillante Jessica
Chastain, otro de sus brillantes retratos femeninos, una mujer fuerte e
inteligente debe demostrar que sus teorías sobre la situación de Bin laden son
correctas, gracias a ella se realizó la detención del líder de Al-Qaeda, su punto fuerte fue mostrar como la CIA está por
encima del bien y del mal, para ellos lo
único importante es conseguir su objetivo.
Tanto en estas dos últimas como ahora Detroit, potente denuncia de las miserias racistas
norteamericanas, poseen un punto en común, son crónicas de los acontecimientos
más embarazosos de la historia americana, contado desde dentro, con
una perspectiva intimista y global , sin tomar partido, eso ya lo hace el
espectador, a través de una mirada incisiva y contundente, de una directora a
la que no le importa mostrar lo peor del ser humano, con el fin de proporcionar
al espectador una profunda reflexión de unos momentos puntuales de la era
moderna.
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