Tengo el gusto de entrevistar, en un hotel de Barcelona, a
Fernando G.Molina, director y productor cinematográfico, tras su
opera prima, la alocada comedia, fuga
de cerebros, cambia de
registro, rodando las películas románticas españolas por excelencia 3
metros sobre el cielo y tengo ganas de tí, ahora nos deleita con un viaje emocional, con
tonos románticos Palmeras en la Nieve, del que ahora hablaremos y
desmenuzaremos.
Es una película muy cuidada en todas sus
facetas ¿Cómo consigues hacerla con tanto mimo?
Con
muchísimo trabajo, lo que tiene Palmeras básicamente son cuatro años de
dedicación a ella, primero con una labor de adaptación y síntesis de la novela,
seguido de un trabajo de documentación para cumplimentar todo lo que íbamos a
contar, esa etapa que no conocíamos, ese país que desconocíamos, intentando
tener todos los datos para poder construirlo y después en un trabajo de
conceptualización con Antón Laguna, el director de arte, lo que hicimos fue un
trabajo enorme de diseñar los diferentes ambientes de la película, los lugares,
lo que queríamos conseguir dibujando, haciendo ilustraciones, gente de vestuarios,
de arte,…. Bueno básicamente es eso, ha sido muchísimo tiempo, un año de
preparación, una obsesión por la veracidad y por la realidad, que el espectador
sintiera que de verdad le trasladas a la Guinea de los años 50 y 60
Como es adaptar una novela tan compleja
como la de LUZ GABAS
Como
te imaginas, muy complejo, no por el tono que estaba clarísimo ese tono épico,
evocador, clásico, profundamente emocional, ni tampoco por las líneas
argumentales generales, que las teníamos clarísimas, ese doble viaje, donde las
preguntas del presente se responden en el pasado, esa es la película, no en
esto, lo complejo fue la síntesis, es decir, como ser fiel a la novela sin
eliminar muchísimas partes de ella e inventar momentos y secuencias nuevas, pero
que el espectador al acabar de ver la película tuviera la sensación de haber
visto la adaptación de la novela Palmeras en la nieve, de Luz Gabas, básicamente
ha sido un trabajo muy arduo de síntesis, elección, personajes que confluyen en
uno solo, en fin un proceso muy largo con Sergio.
Me recuerda mucho a las obras de Nicholas
Sparks ¿eras consciente cuando la rodabas?
No, la
verdad nada consciente,
¿Soy el primero que te lo dice?
Sí, la
verdad, pero me parece bonito, todo un halago
Está todo muy cuidado, están las cartas, los
amores imposibles, la relación pasado-presente
La
verdad no me lo han dicho pero es un buen referente, nosotros en realidad, no
suelo trabajar con referentes, no por nada sino por no copiar, nuestro único
referente era el cine de David Lynch, la sensación de viaje cuando ves sus
películas, aún ahora son deslumbrantes, teniendo la sensación realmente de
haber estado en esos lugares, eran rodajes largos, complicados, laboriosos,
deseaba que algo de ese espíritu estuviera en Palmeras en la Nieve.
La coproducción más grande del cine
español ¿qué puede suponer para nuestro cine?
Pues
puede suponer, si funciona, restablecer la confianza en que podemos hacer
grandes producciones en castellano, que otros directores se lancen, mientras si
va mal puede suponer una debacle para nosotros, la apuesta es muy grande,
creemos se pueden hacer películas grandes capaces de competir de igual a igual
con el cine americano, esa era nuestra pretensión hacer un gran melodrama
clásico de calidad.
Eres el director que mejor plasma el
romance en pantalla
Pues
no, te lo agradezco muchísimo, la verdad es que mientras la preparábamos
pensaba iba a suponer una ruptura con mis trabajos anteriores, hacer algo
distinto, un tipo de cine histórico, un melodrama sobrio, la vida coloca a las
personas en su sitio, al verla ahora acabada, pienso es una evolución de mis
películas anteriores, aunque no esté ambientada para un público juvenil, tiene
una manera de afrontar el romance, con una intensidad emocional, unos
sentimientos que conecta mucho con mis películas anteriores, pienso quien
disfrutó de las anteriores disfrutará de esta.
Aunque no hayas rodado allí ¿África se te
metió en la sangre?
África
se me metió en la sangre, yo sí que
estuve, en Guinea al principio documentándome, rodando e incluso fotografiando
algunos fondos para después usar en la película con intervención digital, lo
que se me ha metido sobretodo es la historia de Palmeras, la historia de ese
país, que me parece épica, increíble mi desconocimiento, acerca de lo que
sucedió allí, hace tan solo 50 años, no hace tanto, es una historia que sucedió
hace poco, de hecho, muchos de los que lo vivieron aún viven y se me ha metido
en la sangre a través de Berta Vázquez, aunque no sea de origen africano, a
través de ella y su personaje he conocido, la historia de la película.
Para eso es el cine, el cine es didáctico,
es cultura
Efectivamente
el cine es didáctico y sin ser una película política cuenta mucho la historia
política de Guinea, sin ser una película de amor tiene mucho amor, creo tiene
mucho de todo eso, pero sobretodo es una película que te va a enseñar muchas cosas también.
Puedes contarme alguna anécdota del rodaje
Todo
el viaje a Colombia fue en sí una anécdota, ósea lluvias torrenciales, vehículos
que se estropeaban, viajes en barca de una hora para llegar a los sets,
mosquitos atacando a Adriana Ugarte, que era alérgica y sufrimos mucho por
ella, decorados que se caían por las olas, como ves en sí mismo el rodaje ha
sido toda una aventura, durísimo, pensaba no lo íbamos a contar, lo pasamos fatal
y eso se refleja en la película, hay algo del viaje real que hicimos allí, en
la selva que está en la película y por eso, respira exotismo.
¿Cuál es tu escena favorita?
De la
parte del presente, cuando Clarence se encuentra con Simón y tiene una conversación
sobre el pasado de su familia, descubriendo los vínculos entre los personajes,
me parece muy emocionante, muy triste, muy evocadora, y de la parte del pasado,
cualquier secuencia entre Kilian y Bisila solos, me quedaría con aquella en la
que intercambian palabras en su propio idioma.
¿Cómo definirías la película?
Película
de dos grandes viajes, el viaje de Clarence, en el presente, tras la muerte de
su padre decide indagar acerca del pasado familiar y en ese viaje de
indagación, descubrimos otros viaje, el de su padre y el de su tío, que durante
20 años trabajaron en una plantación de cacao en Guinea, es una película sobre los lazos familiares,
sobre la perdida de la inocencia, sobre la amistad, sobre las relaciones entre
hermanos, el colonialismo y sobre el amor.
¿Qué ha sido lo más duro del rodaje?
Su
duración, el tamaño, porque todos los procesos de la película se han
multiplicado por dos o por tres, en duración y en intensidad, mantener la
tensión, la cabeza fría, tener clara la película, sus diferentes épocas, su
estructura, un rodaje tan largo, no han sido 13 semanas seguidas sino que
rodamos 9 semanas paramos, rodamos, dos paramos otros dos meses o tres, para
poder rodar en diferentes épocas del año, diferentes lugares, tener esa tensión
narrativa todo ese tiempo en tu cabeza, tener ordenada la película y la
historia es lo más complicado.
Mario Casas es tu actor fetiche ¿Qué
tiene?
Lo
fundamental, aparte de ser un gran actor, para mí es una estrella, el mejor actor
de su edad y uno de los mejores que hay en España, pero aparte de tener todo
eso, es una estrella en la medida del cine clásico, ósea es el tipo de actor al
que colocas en un personaje e inmediatamente provoca empatía en el público, te
sientas en la butaca y te interesa, deseas vivir con él, el viaje, quieres
sufrir, disfrutar, enamorar, esa cosa llamada Star Quality que tienen los actores
del cine clásico, te atrapa y te lleva, parece que no actúa.
¿Cuál ha sido la gran dificultad de rodar
en tantas localizaciones y tan dispares?
Mantener
la continuidad fotográfica, de dirección de arte, es decir que los mismos
coches que veíamos en Sanpaca (Canarias) los teníamos que ver en el pacífico y
luego en el Caribe, el racord de actores, de vestuario, fotográfico, que el
público no tuviese esa sensación de rompecabezas sino de continuidad.
¿Cómo animarías al público a verla?
Que
pingan el tráiler, que habla por sí solo, Palmeras es una gran película que te
propone un gran viaje, pretende trasladarte a otro lugar otra época, a conocer
la vida de unos personajes que vivieron hacen 50-60 años, tiene eso mágico, te
trasladan, de repente te olvidas de todo y haces un viaje brutal.
¿Sabes ya cuál será tu próxima película
romántica con Mario Casas?
No será
romántica, jajajaja, será un thriller policiaco, sin Mario Casas, llamado el
guardián invisible, sobre una policía en el norte de Navarra, sobre los
secretos familiares, sobre el matriarcado vasco, un thriller muy sueco, con
mucha lluvia y mucha humedad.
Deseo agradecer, la excelente fotografía en blanco y negro realizada, por Sheyla Butsems
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